viernes, 2 de octubre de 2009

VIAJAR (MICROESCENA TEATRAL)

B espera en una cafetería la llegada de A. Se está tomando un café con aire distraído. A llega impetuosamente y besa a B.

- A. ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
- B. Bien, muy bien.
- A. ¡Sabes! Estoy alucinado. Cuanto más me meto en esto del viaje, más fascinante me parece.
- B. Eso está bien ¿no?
- A. Si, Si. Pero es que quedan tantas cosas por ver.
- B. Un viaje a Egipto lo han hecho ya miles de españoles.
- A. ¡Claro! Pero nosotros no. ¿Sabías que hay cuatro tipos de crucero diferentes por el Nilo? ¿Y las extensiones? De esas ni te cuento. Hugarda, Nacer, Petra...
- B. Libano, Israel, Iraq...
- A. ¡Qué graciosa! Aprovechando bien el tiempo podemos completar quince días de ensueño.
- B. ¿No me digas?
- A. He pensado que en El Cairo hay demasiada gente y, al fin y al cabo, no deja de ser una ciudad. Tenemos que potenciar toda la parte rural...
- A. ¡Joder, que ruido más desagradable! No soporto esas dichosas máquinas.
- B. Tendrán que trabajar ¿no?
- A. Si, tienen que trabajar y ganarse la vida. Pero si este puto bar está abierto debería dejas las obras para otras horas. Y si no, se cierra y ya está.
- B. Venga ¡No es para tanto!
- A. A lo mejor estoy exagerando. Pero es que estoy harto de que en todas partes, siempre, haya alguien jodiendo la pavana. En mi casa, en la oficina, tomando café, jodiendo. ¡Ya está bien!
- B. Relájate.
- A.. ¡Que me relaje! ¡Con este ruido! Venga, no me digas que objetivamente no es insoportable.
- A. (Pausa) Debe de ser una gozada estar en pleno crucero por el Nilo. Oyendo solamente el chapoteo del agua deslizándose por las fértiles orillas, los pájaros cantando, la inmensidad del desierto.
- B. La inmensidad.
- A. Las pirámides. Esas son las mayores maravillas construidas por el hombre. Guaridas del silencio y el descanso. Sus aristas cortan el aire en serena armonía...
- B. Armonía.
- A. Y de la cultura egipcia ¡ni te cuento! Varios milenios instalados en este fascinante lugar. Sin necesidad alguna de buscar otro. Si encontraron el paraíso ¿Para que iban a abandonarlo?...
- A. ¿Pero qué estás mirando? ¿No te interesa lo del viaje? ¡Estás como...ida!
- B. ¡Yo!
- A. Si, tú. Parece que me traspasaras con la mirada ¿Tienes algún problema?
- B. Ninguno.
- A. Ah, claro. Es que la señora es así. Misteriosa.
- B. ¿Cómo Egipto?
- A. Pues mira. Más o menos. Lo mismo tu mirada es capaz de traspasar los milenarios enigmas de los faraones. Probablemente tu ausencia sea propia de los pueblos históricos.
- B. No digas tonterías.
- A. Yo no digo tonterías. Tú no escuchas tonterías.
- B. Sabes que te estoy escuchando.
- A. Es que me desconciertas. Pierdo el hilo.
- B. Pues concéntrate.
- A. También hay varias posibilidades en cuanto al transporte. Hay trayectos intermedios que sería mejor...¡Ya estamos otra vez!
- B. Continúa.
- A. No puedo. Ese ruido se me mete en la mollera y no doy pie con bola. Ya no sé si estoy con los transportes, las extensiones o los hoteles. Se me va.
- B. Vuelve.
- A. Pero como voy a volver. Si encima no paras de mirar al puto currito que está haciendo todo ese ruido ¡Qué pasa! ¿Qué te gusta?
- B. No estoy mirando a nadie.
- A. No, claro. Es tu aire distraído de intelectual de los sesenta. Miras, pero no miras. El ruido suena, pero no lo oyes. ¿Puede ser quizá el motor del avión que nos llevará a Egipto?
- B. Quizá.
- A. Ahora no estamos en este antro tomando un café. Ni tenemos prisa para volver al trabajo. Sólo estoy descargando el estrés del camino hacia mis vacaciones. Mis fantásticas vacaciones en Egipto.
- B. Puede ser.
- A.. No me lo creo
- B. ¿Por qué?
- A. Porque todo esto es tan real
- B. Pero a mí me gustaría estar unos días en El Cairo. Debe de ser una ciudad fascinante.
- A. Eso es pura literatura. En la práctica es una megalópolis sucia y maloliente donde vamos a perder unos preciosos días. Sería mejor aprovecharlos en otras cosas.
- B. Estate quieto, que me estás poniendo nerviosa.
- A. ¿Yo?
- B. Sí, tú. Ese ruido no es para tanto.
- A. Ahora vas a pensar que soy un maniático. Que me altero por cualquier cosa. Pues no es así. El silencio debería ser un valor y no una excepción.
- B. Además, siempre me estás criticando ¡Qué si estoy ausente! ¡Qué donde miro!¡Qué en que pienso!
- A. De verdad que...no es falta de confianza. Es que este ruido...
- B. No hablo del ruido. Hablo de nosotros.
- A. Claro. Pero una relación sin interferencias es algo fundamental.
- B. Las interferencias son parte del mundo en que vivimos.
- A. Estoy totalmente de acuerdo.
- B. Ese pobre obrero, con su máquina de taladrar, ¿qué culpa tiene de que tú estés de mal humor?... Mira, te voy a contar algo.  La otra noche soñé que escalaba un edificio. ¡Cómo si fuera Spiderman! Subía y subía sin ninguna duda. Sin ninguna traba que se interpusiera en mi camino. Hasta que coroné la cima, como si fuera King Kong en el Empire State. Pero una vez allí, arriba, me invadió una honda sensación de pavor, de terror, de...cagarme de miedo. Había que bajar de allí y no sabía cómo. Me era imposible encontrar la manera. Esta atrapada.y sin posibilidad de escapar. Menos mal que entonces me desperté.

Pausa larga. A se levanta bruscamente y sin mediar palabra le arroja un vaso de agua en la cara de B. Pausa.

-A. No me tome más el pelo, señora Kong.

A continuación se va airadamente sin volver la vista atrás, mientras que B queda petrificada y se hace el oscuro.

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