lunes, 26 de octubre de 2009

EL SOL LE GOLPEA EN EL ROSTRO

I
El sol le golpea en el rostro. No puede evitarlo. Le golpea con fuerza. Pero no le importa. Le gusta que el sol le golpee en el rostro. Está enterrado en la arena. Salvo su rostro. Disfruta del contraste entre el frescor que la arena proporciona al resto de su cuerpo, y su cara que recibe todo el calor del sol. Un sol cenital. Intenso. De verano. Un sol deseado. Esperado. Buscado. Anhelado. Desesperado. Que le golpea de lleno en el rostro. Le golpea tanto que quiere dar por acabada su exposición al sol. Le apetece tomar una cerveza fresquita. Refrescar el gaznate y mojar la parte de su cuerpo que no está enterrada en la arena. Su cara. Intenta levantarse pero no puede. Hay algo que le sujeta. Mira a su alrededor. No ve nada. El sol le ciega. Hace otro intento. No puede. Está inmovilizado. Intenta gritar pero no puede. Su garganta está demasiado reseca. Intenta mover nerviosamente su cuerpo. No obedece. No responde. Comienza a no sentir el resto de su cuerpo. Cree perder la conciencia. Ya no siente nada. Mientras que el sol le golpea en el rostro.

II
El sol le golpea en el rostro. En el rostro. Sólo en el rostro. Traspasa sus párpados cerrados. El sol. Le golpea. Una luz se ha hecho en su interior. La luz del sol. Atraviesa sus párpados. Se instala en su interior. Dentro de él. Una luz cegadora. Que lo llena todo. Que golpea su cerebro. Que ciega su entendimiento. Que quema su rostro. El sol. No le deja relajarse. Achicharra su piel. La golpea. Le golpea directamente el cerebro. Donde hay una luz. Una luz que se ha hecho en su interior. Que atraviesa sus párpados. Inunda todo. Una luz dolorosa. Infinita. Intensa. Le golpea. Fuerte. Incesantemente. Cegadoramente. Es el sol. En su rostro. Que le golpea. A él. En ese lugar. Esa sensación. Luminosa. Abrasadora. Inevitablemente. El sol le golpea en el rostro.

III
El sol le golpea en el rostro. Parece no tener cuerpo. Solo un rostro abrasado por el sol. Un gran tumulto se forma a su alrededor cuando es descubierto por los bañistas. Llegan los socorristas. Llega la policía. Llega una ambulancia. Pero él ya no siente nada. No se percata de nada de todo esto. Ya ni siquiera siente como el sol le golpea en el rostro.

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