lunes, 19 de octubre de 2009

HETEROTOPIAS

La vida transcurre en lugares. Lugares que se conforman a través de las actividades que albergan. También hay sitios sólo para mirar. O que nunca han sido vistos. Pero estos son no-lugares. En ellos no hay vida social. Por lo tanto el espacio, para los humanos, es intrínsecamente social. En el discurre la vida, entendida esta como interacción entre seres humanos, y de estos con el resto de las cosas (animales, plantas, objetos, etc.).
También existe una distinción entre espacio público y privado. La casa remite, normalmente, a la intimidad, mientras que la calle (en el sentido urbano de la palabra) remite a lo público. En estos lugares públicos es dónde se establecen las relaciones interpersonales y se reproduce la socialización indispensable del mismo “ser” humano.

Entonces ¿Qué es una heterotopía? Seguramente Michael Foucault diría algo parecido a que es un lugar restringido donde se proyectan, con sus propias reglas, las relaciones de todo tipo que los humanos establecen, normalmente, en lugares comunes. Frente a las utopías que son relaciones ideales que no se verifican en la realidad, las heterotopías existen en el mundo que nos rodea, e incluso parece que cada vez más nos recluimos en ellas voluntariamente.

Las heterotopías más extendidas son organizaciones del tipo cárceles, escuelas, asilos, etc., marcadas normalmente por el signo negativo de la represión, la reclusión o el adiestramiento social. Pero también hay heterotopías más lúdicas. Sin ir más lejos todos los espectáculos de masas no dejan de ser una ficción donde gente entra por voluntad propia y dónde se adquiere un rol determinado durante un tiempo determinado para conseguir un determinado fin. Divertirse, por ejemplo.

Me interesa mucho el teatro como heterotopía. Además lo es en una doble vertiente. Por un lado la misma puesta en escena es una heterotopía para todos aquellos que participan en la representación. Acatan doblemente la ficción de ser un grupo de teatro y la de representar una obra en concreto. Pero hay que resaltar que también es una heterotopía el hecho mismo teatral, que necesita de un público que entre en un pacto ficcional y asuma que lo que están contemplando es teatro, y no la vida real.

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