lunes, 9 de abril de 2007
NADIE
Nadie es la ausencia de alguien. Si hubiera alguien ya sería imposible que hubiera nadie. Nadie es exclusivo. Excluye que haya alguien. Y es exclusivo porque excluye. Lo exclusivo es muy apreciado hoy en día. Y es exclusivo porque excluye a los otros. A los que no pertenecen al grupo. Por lo tanto en lo exclusivo hay alguien. Si no hubiera nadie ya no sería exclusivo. Sería inexistente. La disolución en la nada no parece ser algo apetecible. Mientras que lo exclusivo es lo más deseado. Y desear es poseer. Para poseer lo exclusivo es necesario de alguien que certifique que esa posesión se ha verificado en exclusividad. Si no hay verificación no existe la exclusividad. Por tanto, lo exclusivo necesita ser compartido con otros. Aunque sean de tu mismo grupo. Nadie quiere lo que nadie sabe que existe. Lo realmente exclusivo no tiene valor. Socialmente no existe. Por tanto hay que hacerlo público y compartirlo para que adquiera un valor. Cuanto menor es el círculo que comparte, excluyendo a los otros, mayor es el valor de lo compartido. Compartir, como vemos, no es vivir, sino poseer. De ahí que toda extensión en la posesión haga perder valor a las cosas. Y no solo hace que pierdan su valor, sino que disminuye su calidad. Lo cualitativo se identifica, indefectiblemente, con lo escaso. Con lo exclusivo. Mientras que la cantidad revela una cierta vulgaridad. Nadie, por lo tanto, no existe. Si no hubiera realmente nadie, nadie podría constatar su ausencia. Necesitamos de alguien. Y ese alguien es mejor que no sea nadie. Nadie importante. Por lo menos para nosotros.
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